Enrique Pichardo

Desde el albor de los tiempos, Enrique Pichardo Egea extiende su grácil pincel, de suaves curvas y duras rectas, por entre espacios lisos de colores pintando con su ser corpóreo, mental y espiritual. Va descubriendo así a seres primarios, con aspecto infantil, que de alguna manera se contorsionan y gesticulan de tela en tela. El pintor se lanza al ataque, junto con la pintura primigenia, con ese impulso de vida que solo se conocía en las oscuras cavernas, en las cuevas platónicas...